Y suma y sigue. Las navieras continúan haciendo de las suyas en este periodo de temporada alta, de Operación Paso del Estrecho y de calvario, en muchos casos, para los residentes en Ceuta. Esta vez la mala acción fue de Baleària.

La reclamación presentada ante Consumo a la que ha tenido acceso ceutaldia.com de una vecina, Gema Muñoz, es clara y concisa, pero más aún el relato realizado por la familia de lo sucedido.

Gema, embarazada de 7 meses, se dirigió al embarque de Baleària para tomar el barco de las 15.30 horas del domingo. Entregó su billete, comprado en una agencia, sin restricciones, en el control de embarque de la naviera, recibió sus tarjetas de embarque, pasó el control de la Guardia Civil y llegó hasta el de la Policía Nacional. Hasta aquí todo era normal. Un viaje más de tantos entre Ceuta y Algeciras, junto a su hijo mayor y en su estado de gestación.

El mal rato comenzó al llegar al último control antes de subir al garaje de Baleària. A Gema no le habían entregado la tarjeta de embarque a su nombre para la ida, sólo la de la vuelta. La propia coordinadora de embarque de Baleària le denegó el acceso al barco. Y eso a pesar de que Gema conservaba su billete, el mismo con el que le habían dado las tarjetas de embarque y conminó a la responsable de Baleària a que comprobara el localizador a sabiendas de que haber error no era suyo sino de la naviera.

No le sirvió de nada. Gema se quedó tirada en tierra a este lado del Estrecho. El barco subió su rampa de acceso al garaje y zarpó rumbo a Algeciras sin Gema y su hijo a bordo.

La reclamación se presentó ante Consumo el lunes. La oficina municipal ha editado un tríptico en el que anima a reclamar a los ceutíes en caso de sufrir algún mal trato por parte de las navieras. En uno de los puntos que señala como reclamables para obtener la devolución del importe de los billetes figura de forma clara y expresa la denegación de embarque con un billete en regla.

Un familiar de Gema acudió el mismo domingo por la tarde, unas horas más tarde, a la Estación Marítima para hablar con Baleària y tratar de esclarecer lo ocurrido. La coordinadora que perpetró el abuso había abandonado ya su puesto siendo sustituida por otro compañero. Según el testimonio de este familiar, el nuevo coordinador llegó a pedir disculpas por el trato dispensado y repitió no pocas veces que no entendía como podía haberse dado aquella situación en la que todo se habría solucionado con una simple consulta por vía de comunicación interna desde la rampa de acceso a la cabina. Cantar el localizador habría bastado para comprobar que Gema tenía derecho a acceder al barco y que si había llegado hasta la rampa sin su tarjeta de embarque correspondiente no era por culpa propia sino de quien no se la entregó desde la cabina correspondiente.