Se acabó la Semana Santa y, con ello, los siempre apacibles festivos 'prepascuales'. Tras varias jornadas de placentero descanso (para quien lo tuviera), toca volver a la rutina. Como cada año durante el transcurso de estas mismas fechas -pandemias aparte-, cientos de ceutíes regresan cual hijos pródigos a su tierra natal para entregarse de lleno al síndrome postvacacional.

Por descontado, este Domingo de Resurrección no ha sido una excepción. Todos cuantos cruzaron el Estrecho raudos y veloces hace escasos días ya están de vuelta en la salada Perla del Mediterráneo (o a pocas horas de tocar tierra).

Afortunadamente, atrás queda el reciente temporal de levante que devino en la suspensión de la gran mayoría de las conexiones marítimas con la península. Los vientos huracanados y las sacudidas del fuerte oleaje no han sido, en absoluto, el problema de esta operación retorno, sino, precisamente, la gran afluencia de viajeros (en ambos sentidos, de hecho).

Según relatan quienes han tenido la relativa dicha de surcar las aguas del Alborán esta soleada jornada dominical, en los ferries, no cabía ni un alfiler. Poco antes del mediodía, mientras el Cristo Resucitado recorría el centro de la ciudad, la imagen de la estación marítima era de lleno casi absoluto. ¿El motivo? La 'Battle for Hércules'. El evento acuático del año ha congregado este fin de semana en nuestra urbe a varios cientos de foráneos, foráneos que, claro está, no han tardado en emprender el camino de vuelta a sus hogares una vez finalizada la competición.

Al otro lado del charco, en nuestra ciudad hermana de Algeciras, la estampa ha sido bastante similar. Si de aquí para allá los buques han rozado el 85% de ocupación, los barcos salidos de la bahía de Gibraltar se han llenado por completo. "El FRS estaba petado", revelaba un vecino.

Por suerte, el tumulto no se ha traducido en un incremento en los tiempos de espera (no, al menos, en exceso), por lo que, salvo sorpresa, ningún caballa debería preocuparse por llegar tarde a un compromiso.