Levantó el vuelo el Atlético después de un octubre horroroso, resopló el Calderón con una victoria sin mácula (3-1 al Zaragoza), marcó a pares uno de los nuevos (Adrián) para calmar a las fieras y hasta el discutido entrenador Gregorio Manzano se desprendió del «rigor mortis» que impregna su semblante. Pero la grada, ese juez soberano que solo participa con su voz en el gobierno del club, esparció el cántico que ha generado más viento de costado en los alrededores del Atlético: Luis Aragonéeees, Luis Aragonéeees.... Es el afán de contradicción de la institución.
El Frente Atlético jalea este t...