El alma en vilo


El alma en vilo
El embajador argentino en Montevideo estaba ayer furioso: "Estamos a punto de traspasar la delgada línea que separa lo sublime de lo ridículo", dijo ante los micrófonos de una radio porteña. El diplomático no sabía cómo explicar a los uruguayos que el paso fronterizo de Gualeguaychú, que los argentinos mantienen cerrado desde hace nada menos que tres años, se abriera unas horas para dejar pasar a los hinchas que iban a ver el partido de la selección y evitar así que tuvieran que dar un rodeo. "¿Y por qué no dejar pasar a un familiar para ir a ver a su primo o a un amigo, o por qué no dejar pasar a un señor que trabaja?", se fue calentando el embajador. Seguramente tenía razón en que "no hay antecedente mundial de que un puente internacional esté cortado por tres años", pero, desde luego, no en comparar la solidaridad que provoca un señor que visita a su primo con la que suscita el compañerismo futbolero y el ansia de empujar a la albiceleste en su momento más comprometido. Lo más probable es que el puente siga como estaba.



Posted originally: 2009-10-15 02:34:00

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