En 1985 se eliminó, en principio, por su baja rentabilidad económica, la conexión entre Murcia y Andalucía Oriental, el llamado “Ferrocarril del Almanzora”. Era una época en la que se estaba adelgazando el sector público empresarial y RENFE no fue una excepción. El resultado de esta política ha sido que RENFE Operador sea una entidad sostenible económicamente, pero lo que RENFE ha dejado de pagar, se ha pasado a pagar de otra manera.

Lo primero que ha provocado ha sido la exaltación del transporte por carretera. Era poco previsible la explosión de los invernaderos almerienses cuando se cerró la línea, pero los ferrocarriles perdieron la oportunidad de transportar estos productos por su vía natural (el Suroeste y el Levante) hacia sus mercados europeos. Normalmente el coste del transporte por carretera es mayor que el del transporte por ferrocarril.

El hecho de que las autovías que conectaban Andalucía Oriental con la Región de Murcia llegasen especialmente tarde ha hecho de dos comunidades limítrofes vivieran la una a la espalda de la otra, ya que la cercanía es fundamental para crear conciencia de integrar lo mismo. Era más fácil desplazarse a Madrid que a la provincia de al lado.

Ahora parece que la solución a todo este desastre ferroviario es el “Corredor Ferroviario del Mediterráneo”. Una línea con trenes de alta velocidad que conectará las provincias mediterráneas de nuestro país. El problema de la rentabilidad, en los años ochentas, era un problema de calidad del servicio, ya que nadie piensa ahora que el “Corredor”, cuando esté construido y operativo no vaya a ser rentable.