La línea actual de buena parte de la oposición es recurrir a un tema clásico: “lo que pasa en España, no pasa en ningún lugar del mundo”. Y a veces esto es cierto y puede ser bueno o malo. Después está la gente que recurre a eso de “países de nuestro entorno” y que debería tener los mismos gobernantes y las mismas políticas que ese entorno, de forma que uno se termina preguntando por el sentido de la independencia y la soberanía de España.

Dentro de las operaciones para reflotar la multinacional automovilística ‘General Motors’ se negoció la venta de la filial alemana ‘Opel’, que tiene factorías en varios países europeos. La venta se adjudicó a una empresa austriaca-canadiense que fabrica componentes, ‘Magna’.

Los gobiernos europeos se lanzaron a negociar con los que iban a ser los propietarios la situación de las fábricas que se hallaban en su territorio (el ministro Sebastián y los sindicatos alcanzaron un buen acuerdo para Figueruelas).

Alemania, con la canciller Angela Merkel a la cabeza, se lo jugó todo y dio ayudas a la empresa ‘Magna’ antes incluso de sentarse a la mesa de negociaciones. Pasó el tiempo y con la liquidez introducida por el gobierno estadounidense en su sistema financiero, los problemas de ‘General Motors’ bajaron en apremio.

La venta a ‘Magna’ se descartó y el gobierno alemán se quedó con unos miles de millones de euros menos y un acuerdo irrelevante para mantener la carga de trabajo en las fábricas en su territorio, menos competitivas que Figueruelas. Empezaron a pedir la devolución de las ayudas.

¿Qué hubiera pasado si en vez de pasarle al gobierno alemán le hubiera sucedido esto al gobierno español? ¿No ha hecho el ridículo el gobierno alemán y especialmente Angela Merkel? ¿Es éste el modelo inspirador del PP?