Apple, más cerca de la victoria en China


Apple, más cerca de la victoria en China
El nuevo iPad obtiene el certificado de calidad para venderse en todo el país, aunque Proview amenaza con otro litigio

Todavía no hay un veredicto firme, pero todo apunta a que Apple está más cerca de la victoria en la guerra que la enfrenta a Proview Technologies por el uso de la marca iPad en China. El organismo que vela por la calidad de los productos que se comercializan en el país asiático ha concedido uno de los certificados clave para que el gigante tecnológico estadounidense saque a la venta la tercera versión de la tableta en el mercado local, algo para lo que todavía no hay fecha.

Es el sello de la China Compulsory Certification, conocida como 3C. El año pasado, Apple lanzó el iPad 2 un mes después de obtener el visto bueno de este regulador, y los establecimientos autorizados consultados por EL PAÍS esperan que la situación se repita con la nueva versión, y que así se evite el contrabando que se origina en Hong Kong, donde ya se puede adquirir. “En un principio temimos que las autoridades prohibiesen la venta del iPad como medida cautelar hasta que se pronunciase el Tribunal Supremo de Guangdong —que emitirá un veredicto inapelable sobre el litigio en un máximo de tres meses—, pero ahora confiamos en que el asunto se resuelva de forma amistosa”, comenta la responsable de una de las tiendas, que prefiere mantenerse en el anonimato.

No obstante, a juzgar por las últimas declaraciones públicas de los responsables de Proview, la empresa taiwanesa en bancarrota que registró la marca en 2001 para fabricar un PC con conexión a Internet, las negociaciones se encuentran en la vía muerta. “Estamos esperando la oferta de Apple”, reconoció la semana pasada al diario Washington Post el fundador de Proview, Rowell Yang. “Si la propuesta es buena y justa, un acuerdo será positivo para ambas partes”. Pero no parece que el trato esté cerca, porque los protagonistas del conflicto empresarial más célebre del Gran Dragón no se han visto las caras desde el 16 de febrero, y no hay ninguna negociación formal en curso. Pero, en este ying y yang, otro dato positivo es la visita de Tim Cook a China, algo que nunca hizo su predecesor, Steve Jobs. Sinólogos y applelogos dudan de que el consejero delegado de Apple viajara al país si no hubiera esperanzas de un buen arreglo, económico o judicial.

Sin duda, los chinos querrían cerrar el pleito con un acuerdo económico que garantizaría la continuidad de la empresa, pero no parece que Apple vaya a dar el brazo a torcer. Porque los de la manzana mordida aseguran que tienen en su poder documentos que certifican la compra de los derechos de la denominación para todo el mundo, incluida China.

No obstante, un nuevo elemento amenaza con echar por tierra esa estrategia: los bancos acreedores de Proview responden que esa venta habría sido imposible, si no ilegal, porque la compañía estaba intervenida desde marzo de 2009, y el acuerdo sobre los derechos se cerró nueve meses después. Y amenazan con bloquear su acceso a la patente aunque el tribunal de Guangdong dé la razón a los de Cupertino. Para evitar este nuevo embrollo judicial, los acreedores piden hasta 2.000 millones de dólares por la marca iPad.

En cualquier caso, y aunque Proview pidió a diferentes tribunales que confiscaran los iPad en venta, ciudades como Shanghái han tomado la decisión de no interferir en el negocio de Apple, y su tableta disfruta de un 69,3% de cuota de mercado en China según la consultora Canalys. “Es evidente que Proview está chantajeando a Apple para conseguir escapar de la bancarrota, pero seguro que tienen alguna razón legal para hacerlo”, comenta Zhu Minfang, una joven de la capital económica de China que se declara ‘fan incondicional’ de los productos de la multinacional y que ha pagado casi mil euros por hacerse con el nuevo iPad, traído desde la ex colonia británica. “Las leyes chinas siempre son difusas y dan pie a este tipo de situaciones. Lo mejor será que los americanos paguen”.

Quizá no le falte razón a Zhu, porque, además del fantasma de los bancos acreedores y de la erosión que sufre la imagen de la empresa por esta razón, la situación actual ha llevado a que varios dirigentes chinos propongan la reforma de la Ley de Marcas, que tiene ya 30 años de antigüedad. En principio, la intención es que las empresas extranjeras estén mejor protegidas ante las continuas violaciones de sus derechos de propiedad intelectual, y que la multa por infringirlos se duplique hasta alcanzar el millón de yuanes (unos 120.000 euros). El problema es que, si pierde el juicio contra Proview, sería Apple quien tendría que pagar esa suma. Sin duda, aunque de momento puede seguir haciendo caja en su segundo mayor mercado, la compañía de Tim Cook todavía no puede cantar victoria.

 

 

 


Posted originally: 2012-03-27 09:09:59

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