Armstrong, quien vaticinó que "la carrera será excitante hasta la cima del Ventoux", en la víspera de la llegada a París, no se mostró contrariado por haberse quedado sin el maillot amarillo por centésimas.

"Siento no haberme podido vestir de amarillo, pero las cosas son así. Lo hemos hecho lo mejor posible, el equipo ha estado perfecto. De todas las formas no ser líder no me quita el sueño", dijo Armstrong.

El siete veces ganador del Tour de Francia considera que las cronometrada por equipos supuso un buen paso al frente para él y el español Alberto Contador, ya que muchos rivales directos quedaron alejados en la general.

"Le dije a Alberto Contador antes de salir que no se preocupara porque podíamos ganar la etapa y eliminar a muchos rivales, tal y como ha sucedido. Para algunos ya es casi imposible ganar este Tour", señaló. Para el futuro de la carrera, Armstrong volvió a insistir en que su equipo cuenta con varias bazas y que sus aspiraciones son las máximas.

"Para la etapa de Arcalís tenemos varias cartas. Alberto y yo vamos a estar protegidos y veremos qué pasa. En este equipo podemos tener dos líderes y lo será de hecho el más fuerte, o el que tenga más experiencia y confianza del equipo", dijo.

El ciclista tejano también comentó que "este Tour será más difícil de lo esperado. Hay que ser realista y tener los pies en el suelo. Sé que no ganaré como lo hacía antes, ahora sería mucho más complicado".

Preguntado por el corte de la etapa anterior, en la que Contador se quedó rezagado y perdió 41 segundos, Armstrong añadió: "Lo de ayer fue un espectáculo porque se trataba de una sorpresa. Todos preguntaban por qué estaba yo y no Alberto Contador. La pregunta sería: ¿Por qué no estaba él allí?. Y en referencia a las declaraciones en las que afirmaba que el triunfo del español Carlos Sastre en el Tour 2008 y el quinto puesto de Christian Vandevelde eran "una broma", Armstrong pidió disculpas. "Cometí un error con estos corredores. Estuve irrespetuoso, no fui correcto", señaló.