El descenso en el precio internacional del petróleo y sus derivados, otra señal de que el motor económico de los países avanzados está gripado, se trasladó al fin en marzo al precio que pagan los consumidores por los carburantes. Y la inflación bajó también de velocidad, del 2,8% al 2,4%, tal y como acaba de confirmar el Instituto Nacional de Estadística. Aun así, el incremento anual de los precios es aún excesivo para una economía en recesión y con el consumo privado en claro retroceso; en la comparación con 2012 pesan todavía las subidas de impuestos aprobadas por el Gobierno, con el IVA a la cabeza.

La influencia de los recargos fiscales -y la decisión de las empresas de trasladar parte de ellos a los consumidores- se deja nota también en la comparación con el resto de la zona euro. En el índice armonizado que usa Eurostat, la inflación se sitúa en España todavía muy por encima del promedio europeo (2,6% frente al 1,7%), pese a que aquí golpean con más dureza la recesión, el paro y la caída de la demanda interna.

En el detalle del dato adelantado hace dos semanas, se aprecia la influencia del descenso en el precio de gasolinas y gasóleos. El grupo de transporte, que incluye los carburantes, lidera los descensos en tasa anual, al haber pasado del 2,8% en febrero al 0,7% en marzo. Un bajonazo muy determinado por la cotización internacional del brent, que rondaba los 125 dólares por barril en 2012 y ahora se sitúa cerca de los 110. Esa misma distancia en la comparación anual se producía ya en febrero, pero entonces no se reflejó en los surtidores en la misma proporción.

El Ministerio de Industria, que achaca esa tardanza en ajustar los precios a la baja a falta de competitividad en el sector, modificó a finales de febrero la Ley de Hidrocarburos para limitar la influencia de las grandes petroleras en la formación de precios, pero solo la rebaja en el nivel obligatorio de biocarburantes en la mezcla de gasolinas y gasóleos ha podido tener una incidencia directa en el descenso de precios en tan corto plazo de tiempo.

Los precios del resto de grupos y servicios incluidos en la cesta de la compra apenas variaron en la comparación anual, excepción hecha de alimentos y bebidas alcohólicas, que pasaron de incrementarse el 2,8% al 2,6% en el mes pasado. Y del grupo de ocio y cultura, en el que los viajes organizados elevaron la tasa anual del 1,3% al 2,3%, un incremento que se explica porque la Semana Santa cayó este año en marzo, mientras en 2012 fue en abril. Ese desfase estacional se nota también en los precios de hoteles y restaurantes (aunque la incidencia fue mucho menor) y explica en parte porque la inflación subyacente (que excluye a productos energéticos y alimentos frescos) se mantiene en el 2,3% anual, apenas una décima por debajo del índice general.