-Con el Antonio de Sancha se premia su labor por haber mantenido en vilo a cuatro millones de almas cada noche en la televisión francesa hablando de libros. ¿No se siente un marciano?
-Me siento muy honrado, indigno de tan alto galardón. Ha sido satisfactorio darme cuenta de que diez años después de jubilarme, y veinte de terminar «Apostrophes», el recuerdo de estos programas sigue vivo, latente.
-Se da usted cuenta de que ha creado escuela. Igual le guillotinan...
-Si me hubieran dicho cuando creé «Apostrophes» que iba a convertirse en un mito jamás me lo habría creído. Nunca fu conscie...