Bolivia da mañana el pistoletazo de salida de las celebraciones del bicentenario de la independencia del Reino de España que recorrerán América Latina a lo largo de los próximos dos años. El festejo es para la diplomacia española una prueba crucial: es el primero de muchos actos reinvidicativos y lo es, además, en un terreno no menos que hostil a la hora de recordar a la ex potencia colonial.