Una cierta mirada

-Puerto Príncipe recupera el caos del tráfico

-Los atascos se celebran como un signo de que está volviendo el pulso de la ciudad

Afortunadamente ha vuelto el caos del tráfico a las calles de Puerto Príncipe" aseguraba uno de los encargados de la logística de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICRMLR) ante una audiencia de delegados que asentían, también con satisfacción. Para cualquiera, los atascos significan pérdida de tiempo y por lo tanto de eficacia, al tiempo que un suplicio para los nervios en una ciudad, Puerto Príncipe, en que conducir es mucho más que peculiar (por decir algo). Los delegados de Cruz Roja Española explican la situación de una forma clara y sencilla: "el aumento del tráfico significa que la población, a pesar de las enormes dificultades, vuelve a tomarle el pulso a la vida....De ahí las sonrisas y la aceptación, como mal menor, de tener que recorrer, a veces, apenas 5 kilómetros en más de hora y media”.

En la Delegación de Cruz Roja Española en el Campo Base de la FICRMLR la actividad es febril. Reuniones por la mañana se suceden a las que acabaron por la noche en una rueda interminable que tiene por objeto que todo este perfectamente coordinado y que nada falle en favor de, como siempre, los más vulnerables y en Haití la vulnerabilidad está a la vista en calles, hospitales y campamentos.

Aquí, los integrantes de la Delegación de Cruz Roja Española tienen todos un cometido más que específico, pero al margen de lo estipulado, en cuanto es posible todo el mundo hace de todo, por ello, la mañana nos encamina hacia el aeropuerto donde hay que dar salida a varias toneladas de cargamento e, inmediatamente después, distribuirlo a los beneficiarios. El aeropuerto es otro hervidero; cuatro aviones de carga Galaxy, gigantescos, de Canadá y de Estados Unidos dejan caer su imponente estampa en la pista del aeropuerto. Además, cargas humanitarias de varios países están siendo trasladadas a camiones para su posterior reparto. A pesar de lo que digan, quien lo diga, la ayuda humanitaria está saliendo hacia quien lo necesita, pero la necesidad es tan grande, tan infinitamente grande, que todas las ayudas son pocas, muy pocas y por eso todos los delegados de Cruz Roja que ven las necesidades a diario no cesan de repetir, a sus respectivos países, que se necesita más y más para acallar los gritos de horror de los niños y los lamentos de sus madres.

Supervisando la carga de mantas, bidones entre otras cosas y una planta potabilizadora (otra más). Allí un ciudadano dominicano afirma, a voz en grito, tener una carga de alimentos y que necesita repartirla porque está muy cansado. Se le explica que debe esperar, que no todo el mundo se puede hacer cargo de unos cuantos alimentos, que es contraproducente este tipo de actitudes y que debe esperar. El dominicano, cuyos compatriotas están demostrando una solidaridad a prueba de bombas, se ofusca y sale de la zona de carga gritando que está muy cansado.

Nada más terminar la carga de nuestros camiones, salimos del aeropuerto cuando, frente a la terminal, presenciamos un tumulto de considerable magnitud. Hombres y mujeres que corren, gritan y se pelean por un par de zapatos o una bolsa de agua. Los delegados de Cruz Roja Española que presenciamos la escena no entendemos nada, no comprendemos a que viene esta situación, no responde a ninguna lógica ya que la población se está comportando como lo que es, un pueblo pacífico, tremendamente afectado por esta tragedia de dimensiones desconocidas, pero asumiendo con entereza su situación.

Será posteriormente cuando se puedan ver las imágenes y las crónicas vía internet, cuando entenderemos todo. Sin embargo, todo parece lo que no es. Estas imágenes dejan atrás horas y horas de trabajo y de planificación, parecen inutilizar los 250.000 litros de agua que Cruz roja Española distribuye diariamente, las toneladas de medicamentos que ha entregado también Cruz Roja Española, que no tiene importancia el super hospital que está montando la Cruz Roja Noruega o que las plantas potabilizadoras de las cruces rojas francesa y española están llevando a cabo.

En Puerto Príncipe, los habitantes siguen contando con Cruz Roja para poder salir del pozo en el que están sumidos. Para ellos, la estrategia mediática es algo lejano, sin importancia e incluso estéril y saben que cuenta con el apoyo de unos hombres y mujeres que con una Cruz Roja en el pecho dan todo lo que tienen y mucho más en favor de los que nada tienen. Sin embargo, la historia parece escribirse de otra manera, es como si una cierta mirada se empeñase en devolver una imagen distorsionada a pesar de las evidencias. Así están las cosas.....lamentablemente.

Una cierta mirada


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