Cónclave (XVI): Posiblemente la única gran reforma posible


Cónclave (XVI): Posiblemente la única gran reforma posible
El Papa Francisco ha demostrado desde el primer segundo de su Pontificado que sabe lo que los católicos llevan mucho tiempo esperando. Ha anunciado que la Eucaristía “in coena Domini”, la liturgia del Jueves Santo, la celebrará en un centro penitenciario para menores. Cuando, tras la misa de apertura del Pontificado, las cámaras de desmontaba [...]

El Papa Francisco ha demostrado desde el primer segundo de su Pontificado que sabe lo que los católicos llevan mucho tiempo esperando. Ha anunciado que la Eucaristía “in coena Domini”, la liturgia del Jueves Santo, la celebrará en un centro penitenciario para menores. Cuando, tras la misa de apertura del Pontificado, las cámaras de desmontaba en el Vaticano, nuevamente giran sus objetivos allí y veremos retransmisiones en directo de los oficios del Jueves Santo desde el centro correccional.

Francisco lleva bien la parcela comunicativa y, hasta donde sabemos, Lombardi, que se ha ganado la confianza de los medios de comunicación, continuará al frente de la portavocía de la Santa Sede. ¿Además de mantener una buena política comunicativa qué margen de reforma tiene el Papa Francisco?

En principio un Papa tiene todo el poder, ya que no hay norma jurídica a la que esté sometido. El límite procede del sometimiento del Papa a las normas que se tienen por reveladas, las cuales no son disponibles ni siquiera a él, al menos en un plano teórico y sincrónico.

La única reforma radical en lo no relacionado con la mera organización de la Santa Sede sería la remoción del celibato obligatorio para los sacerdotes de la Iglesia Latina. Hay muchas lecturas que hacer sobre la escasez de sacerdotes y, desde hace décadas, no se quiere ver la más que evidente relación entre celibato obligatorio y escasez de sacerdotes un ‘signo de los tiempos’.

El celibato sacerdotal según reconocen todos los teólogos es una norma disciplinar, esto es, una norma que puede ser cambiada. Un cambio disciplinar que sería una gran revolución, quizá mayor que la introducción de las celebraciones sacramentales en lengua vernácula. Los efectivos de la Iglesia Latina se multiplicarían y cambiarían las relaciones internas en las diócesis y en las parroquias. Quienes considerasen el celibato como inherente a ellos mismos siempre tendrían a los llamados ‘institutos de vida consagrada’ para incorporarse.

Eliminar el celibato obligatorio abre cuestiones que tendrían que resolverse: si tiene efectos retroactivos o no, si pueden reincorporarse los que solicitaron la reducción al estado laical, si los actuales diáconos permanentes casados pueden acceder al presbiterado si así lo desean, si se adopta o no la disciplina celibataria católico-oriental para el episcopado o los recursos que se reúnen para que los sacerdotes casados y con hijos puedan vivir de su trabajo ministerial.


Archivado en: Cónclave 2013, Derecho Canónico, Iglesia Católica, Papa Francisco, Religión
Posted originally: 2013-03-21 22:34:08

Leer original

Cónclave (XVI): Posiblemente la única gran reforma posible


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad