El invierno convierte la climatología en un factor clave en la siniestralidad. La lluvia, el viento, la niebla o la nieve están presentes en uno de cada cinco accidentes con víctimas. Tampoco hay que olvidar en estas fechas la influencia del alcohol, que aparece como factor desencadenante o recurrente en un tercio de los siniestros y cuya incidencia se mantiene invariable en la última década.
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