Consensualismo y regla de la mayoría


Consensualismo y regla de la mayoría
Jorge Galindo y Roger Senserrich han escrito dos entradas sobre la imperiosa necesidad de emprender reformas económicas después de que la EPA haya arrojado un dato que traspasa la barrera del 20% de parados. Ambos tienen la impresión de que en nuestro país nadie se está tomando en serio la crisis y sus consecuencias, ninguno [...]

Jorge Galindo y Roger Senserrich han escrito dos entradas sobre la imperiosa necesidad de emprender reformas económicas después de que la EPA haya arrojado un dato que traspasa la barrera del 20% de parados.

Ambos tienen la impresión de que en nuestro país nadie se está tomando en serio la crisis y sus consecuencias, ninguno de los protagonistas políticos, los actores sociales y la mayor parte de la ciudadanía. Una crisis que parece no terminar nunca y una crisis que no para de agravarse al menos en lo relativo al mercado laboral.

Está dando vueltas una propuesta de reforma laboral que intenta importar a nuestro país el llamado modelo austriaco, aunque con modificaciones que bien podrían evitar las ventajas que este modelo tiene. Una reforma que, como muchas otras anteriormente, es probable que se quede empantanada en el sistema político español.

El mito del consenso y en el deseo de todo político de tomar decisiones sobre las que todos los afectados están de acuerdo, impide en muchas ocasiones que las decisiones terminen de adoptarse o si se adoptan que se hagan con la contundencia necesaria o con la pureza que la circunstancias requieren.

El hecho de que los más diversos actores económicos y sociales tengan una participación decisiva en la toma de decisiones, acerca nuestro sistema político nuevamente a Austria, a la Austria posterior a la Segunda Guerra Mundial, donde las instituciones políticas no tenían otra función que la de ratificar y dar forma legal a las decisiones y acuerdo que se fraguaban y se cerraban fuera de sus paredes.

Al final las decisiones son tomadas por instituciones legitimadas democráticamente y otras que no lo están, al representar intereses concretos. Se le concede a estos actores económicos y sociales un derecho a veto que está fuera del diseño institucional de una democracia.

El mito del consenso arranca en la Transición y ha contaminado toda nuestra historia democrática. El mito del consenso se ha llegado a imponer sobre la norma fundamental de la Democracia, que es la regla de la mayoría, concediéndole en el imaginario social una importancia de la que parece que cualquier gobierno no puede terminar de deshacerse nunca, por miedo a las consecuencias electorales que pudiera tener el deseo de gobernar sobre la base de tener una mayoría ganada en las urnas.


Archivado bajo:Austria, Celtiberia, Ciencias Políticas, Diseño de Jugadas, Economía, Imaginario político, Política
Posted originally: 2010-04-29 10:30:05

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