Dice la canción que la ciudad colombiana de Santa Marta tiene tren pero no tiene tranvía. Más que un tranvía éste es un tren caribeño que llega puntual a la cita con las urgencias de un grande, como una bendición. Falcao tiene la virtud de llenar hasta la tapa, de desbordarle las ganas al alma rojiblanca, recibido por colas e ilusiones que brotan de la necesidad. Llega con el nueve, el número que Dios manda, y con un discurso cicatrizante que no le pone techo deportivo a este equipo. Su cotización merece estos fastos y el tratamiento de galáctico porque galaxias hay muchas. Falcao puede resultar un Zamorano con más pose y mayor inteligencia táctica. Profesional desde los trece años y curtido entre cancheros argentinos es un tigre insaciable y despiadado con el gol, aguerrido impecable y elegante por haber bebido influencias de Cholo Simeone, Gorosito y Villas-Boas. Con 25 años y firmando cinco de contrato le traspasa al Atlético de Madrid una obligación: disfrutar y corresponder a los que deben ser los mejores años profesionales de su vida deportiva.
Posted originally: 2011-08-23 07:00:00