El eterno domingo


El eterno domingo
No sé nada del mundo de la televisión, salvo lo que cualquier televidente medio conoce simplemente por las horas pasadas delante del aparato. De las pocas cosas que sé es que la pesadez de los domingos se potencia con una programación más alienante que lo normal porque los programadores piensan que todo el mundo está [...]

No sé nada del mundo de la televisión, salvo lo que cualquier televidente medio conoce simplemente por las horas pasadas delante del aparato. De las pocas cosas que sé es que la pesadez de los domingos se potencia con una programación más alienante que lo normal porque los programadores piensan que todo el mundo está viendo partido en canales codificados de pago.

La programación televisiva del verano es como la de cualquier domingo, pero durando dos meses. Tripiticiones de las series de éxito, repeticiones de series cutres, reposiciones, programas de insultos y cientos de reporteros echados a la calle y a las playas para decirnos que está haciendo mucho calor.

Personalmente tengo la impresión de que buena parte de la población sigue viendo la televisión tanto o más que durante el resto de los meses del año, siendo los horarios los que cambian cuando se disfrutan vacaciones. España ya no es un país cerrado en agosto como lo era durante mi infancia.

Lo mismo un programador arriesgado, que dedique explotar la retirada de todos sus competidores durante el estío, se encuentra con una agradable sorpresa. Yo no lo sé, pero agradecería que, de vez en cuando, hubiera algo medio decente y no un eterno domingo. Sólo ‘Los Tudor’ (TVE 1) se salvan.


Filed under: Comunicación, Estío 2010, Geógrafo y sus cosas, Televisión
Posted originally: 2010-08-30 16:30:22

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