La reforma que ultima EE UU corresponde a la primera oleada de cambios que el
G-20 prometió desplegar hace más de un año. La crisis dejó en evidencia que la compraventa de activos muy arriesgados había desestabilizado el sistema financiero. Y, también, que la dimensión e implicaciones de ese negocio pasaron desapercibidas a los supervisores. Pero la discusión sobre cuánto elevar las exigencias de capital y liquidez a los bancos para reforzar su solvencia está aún pendiente. La cumbre del G-20 que se inicia mañana en Toronto (Canadá) permitirá anticipar qué posibilidades hay de lograr un acuerdo este año. Y, de paso, calibrar la capacidad de presión de la banca.