Son las nuevas estrellas blancas, los niños de Florentino Pérez, las caras de su
segunda era galáctica. Benzema, Kaká y Cristiano Ronaldo, 184 millones de euros entre los tres, llegaron al Real Madrid el pasado verano fruto del triplete del Barça, llamados a derrumbar el dominio
blaugrana con espectáculo y muchos goles. En su primer clásico, llegan el domingo a Barcelona con un
gafe del pasado: ninguno de ellos conoce la victoria en el Camp Nou, ni la experiencia de haber marcado allí un gol.