«¡Le ha taladrado la boca!»


«¡Le ha taladrado la boca!»
De negro y plata. Como si el terno anunciase su tarde más oscura. Julio Aparicio danzaba a izquierdas con un jabonero de Juan Pedro Domecq, herrado con el número 181 y de 530 kilos. «Opíparo» se llamaba. El sevillano perdió pie y el toro con nombre de banquete se cebó de manera espantosa con el torero. Literalmente, el pitón le atravesó la mandíbula. El cuerno había penetrado por el cuello y asomaba por la boca. La lengua taladrada y destrozos gigantescos. La plaza se sumió en un «¡ay!» profundo. Rostros de pánico. Caras descompuestas. Y gestos de dolor en el callejón. Las cuadrillas hiciero...


Posted originally: 2010-05-22 13:30:58

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