El Real Madrid de Mourinho actuó como por arte de magia en el Bernabéu para hacer desaparecer los fantasmas, los de octavos de final y los que llevaban la camiseta del Lyon, equipo al que nunca habían ganado los blancos en toda su historia. Siete años después, el Madrid derribó un muro maldito para volver a estar entre los ocho mejores de Europa.
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