Si a principios de año parecía intuirse cierto optimismo en el Tribunal Constitucional respecto a la cercanía de un posible acuerdo sobre la sentencia del Estatuto catalán, apenas un mes después vuelve a cundir el desánimo. Los miembros del Tribunal han vuelto a chocar con la realidad del muro que separa a unos de otros y que divide en dos grupos de cinco a los diez responsables de sacar adelante una resolución que lleva ya un excesivo retraso y sobre la que se está ejerciendo todo tipo de presiones políticas.
Los magistrados llamados progresistas, con la presidenta María Emilia Casas a la ca...