Manzanita molona


Manzanita molona
Hubo una época, en Celtiberia, en la que Microsoft era el diablo y todos sus productos eran la corte satánica de la informática. Los ‘alternativos’ de la informática miraban con ojos candorosos a Apple y sus ordenadores molones que no utilizaban nada de Microsoft. Apple, desconocida para buena parte del gran público patrio, encantado con [...]

Hubo una época, en Celtiberia, en la que Microsoft era el diablo y todos sus productos eran la corte satánica de la informática. Los ‘alternativos’ de la informática miraban con ojos candorosos a Apple y sus ordenadores molones que no utilizaban nada de Microsoft.

Apple, desconocida para buena parte del gran público patrio, encantado con sus clónicos ‘low cost’, era la marca favorita de los que sabían de esto, era una marca con cierto sabor a exclusividad y para iniciados a pesar que Apple hubiera hecho de la sencillez su gran premisa.

Con el lanzamiento del iPhone, Apple cambió de estrategia y abrió departamentos en grandes almacenes, puso anuncios y creó franquicias para vender sus productos, así como sus ya celebérrimas Apple Stores. Los productos de la manzana habían pasado de ser deseados y valorados por un grupo de iniciados a poder ser deseados por todos y comprados por quienes tuvieran el dinero que pedían por ellos.

Nació un papanatismo alrededor de Apple y un papanatismo contra Apple. Los selectos y elegidos ya preconizaban la salvación linuxera y mantenían, mantienen, que realmente los productos de Apple lo único que venden es diseño, esto es, apariencia molona y ya está.

Y llegados a este punto creo que hemos de señalar que esta acusación expresa dos cosas: la primera es un acierto de Apple y la segunda la explicación de la causa por la que ‘los que saben de esto’ no se harán ricos.

Independientemente de cuestiones técnicas, en las que conscientemente no entro, el diseño es importante en todos los sectores de la producción de bienes, eso que antes se llamaba industria. Ninguna empresa automovilística se plantea la lejana posibilidad de vender coches sobre la base de sus prestaciones técnicas descuidando el diseño y los detalles de sus vehículos.

En un mundo donde se cuida hasta el diseño de las alfombrillas de baño, pretender acusar a una empresa de cuidar el diseño es una denuncia de la propia incapacidad.


Filed under: Cacharritos, Economía, Publicidad
Posted originally: 2011-10-13 20:26:00

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