Como en una carrera de obstáculos, el pelotón de cajas problemáticas va superando barreras para intentar llegar a la meta de la estabilidad y la solvencia que, a veces, parece inalcanzable. Las entidades acumulan el cansancio de casi dos años de
reformas legales y algunas ya admiten que no podrán lograr el objetivo sin ayuda de los árbitros, es decir, del Estado.