* A petición de Moha

Cuando yo era pequeña el cafetín de Benzú era un lugar de gente bohemia, hipys, cantautores con guitarras y músicos que interpretaban a Serrat, a Jack Brel a Mocedades… Sus paredes estaban pintadas de dibujos sicodélicos, la paz hipy, retratos del Che, la lengua de los Rolling, laberintos de colores y palabras que gritaban paz.

Mi hermano, entonces ya todo un señor de dieciocho años con su estrenado coche, llevaba a su novia y a su hermana al cafetín después de la playa. Yo alucinaba con las paredes, que me trasportaban a un mundo de colores y vida distinta. Me pasaba todo el tiempo descifrando los dibujos y apuraba un te caliente, llenito de hierbabuena que me consolaba el espíritu.

(esta foto es de Milan, de los niños de Villajovita, que tienen la edad de mi hermano, espero que no les importe mi atrevimiento)

A medida que fui creciendo el cafetín fue cambiando, sus paredes seguían llenas de aquellos reclamos de los sesenta y setenta mientras yo me perdía más por sus ventanales al mar, donde las olas rompían con bravura en las rocas y los atardeceres se llenaban de un cromatismo violeta . El té seguí calmando mi alma con su dulzor extremo y sus ramas de menta.

Siempre he ido a Benzú a tomar te, he ido con amigos, marido, amores, amigas, he ido con mi hijo y siempre me ha consolado su te hecho al carbón en un cacharro de bronce.

Hoy, la Cum Laude, que anda por aunar a sus heterogéneos, extraños y lunáticos amigos no ha convocado a una kedada en el cafetín, así que ante su llamada hemos ido. Ha aparecido Paloma, la dulce niña que quiere cambiar el mundo a sus pocos años, su marido que también anda por la labor, un primo de ésta. Fátima la diputada más guapa e inteligente de la Asamblea, la más dulce tambien con sus dos hermosos cachorros, María la hija de la Cum Laude, Gloria, hermana de ésta, que ha hecho de fotógrafa amateur…

He sentido la ausencia de Abselam, me hubiera gustado y sé que también a él pero creo que anda en Tánger. Moha y Farid han llegado una hora tarde, yo lo he achacado a la cultura musulmana mientras Fatima, educada y puntual como ella sola se partía de risa.

Moha se ha emocionado porque nuestra filóloga le traia un traje a su hijo que nacerá en octubre.

Nos hemos reido mucho, hemos hablado de las carencias de la ciudad, del Ramadán que anda proximo, de proyectos de mi Ong… No me ha gustado las paredes pintadas de añil del cafetín, porque no le pega ser fino, como tampoco le pega los cuadros de paisajes cuando los mejores anda tras los ventanales, pero al menos el carbón y el cacharro de cobre seguían sin que el tiempo los hubiera cambiado.

La mezquita llamaba al rezo, mientras la mujer dormida oía impasible su llamada y el canto de las olas. Esperando que algún día la ciudad de los contrastes se despierte de su terrible letargo. Y sé de cuenta de lo asombrosamente hermosa que es.