Si un travesaño de Van Bommel es lo más destacado de un derbi milanés es que algo falla. Dormían todos en San Siro. El Milan dormía al Inter, y el Inter se dormía solito. Resultado: partido lento y aburrido. Tanto que se contaron más bostezos que ocasiones de gol. No hubo nada más que eso en la primera parte. Eso y el tiro al travesaño de Van Bommel en el minuto 45.