Los movimientos católicos


Los movimientos católicos
Una de las características más peculiares de la Iglesia Católica desde finales de los años setenta, coincidiendo con el inicio del Pontificado de Juan Pablo II, ha sido la proliferación de los movimientos católicos, una novedad histórica dentro de la Iglesia Católica. Estos movimientos tuvieron sus antecedentes en determinados intentos, por parte de la jerarquía [...]

Una de las características más peculiares de la Iglesia Católica desde finales de los años setenta, coincidiendo con el inicio del Pontificado de Juan Pablo II, ha sido la proliferación de los movimientos católicos, una novedad histórica dentro de la Iglesia Católica.

Estos movimientos tuvieron sus antecedentes en determinados intentos, por parte de la jerarquía católica, de tener organizaciones de masa, paralelas a las organizaciones de masa de tendencia izquierdista. Más tarde se vio que eran una buena forma de dar una cobertura emocional y afectiva que las parroquias convencionales no estaban desempeñando y que difícilmente lo pueden ser. Estos movimientos se han convertido en la principal forma de articular a los sectores católicos más activos.

Estos movimientos tienen una serie de características propias que los diferencian de otras corrientes y de otras instituciones de la Iglesia Católica. Son herederas intelectuales del Ultramontanismo defendiendo un ‘papismo’ a veces más radical que el de los eclesiólogos más conservadores (‘más papistas que el Papa’).

Se estructuran internamente con absoluta independencia del resto de la Iglesia Católica, salvo de la jerarquía vaticana. Buscan todas las excepciones canónicas posibles respecto de los párrocos, vicarios y obispos intentando configurarse como una ‘Ecclesia in Ecclesia’. Se une la creación de ritos propios y de toda una simbología diferenciada del resto del Catolicismo circundante, tanto que su doctrina eclesiológica y sacramental, en algunos casos, podría ser considerada como heterodoxa.

Hay un liderazgo carismático, siguiendo la clasificación weberiana. De hecho muchas de estos movimientos han vivido momentos de decadencia tras la muerte del líder y la incapacidad de sustituirlo carismáticamente. Las estructuras formales y las garantías jurídicas son formalidades sin efectividad, ya que lo único importante es tener o no un carisma o tener la confianza del líder.

Estos movimientos se caracterizan por ser emotivos antes que racionales, por buscar la reproducción de una época dorada (cuanta más antigua mejor) pero sin sentido histórico-crítico y por intentar dar todos los recursos de socialización para que no tengan asideros fuera del movimiento. Son anti-intelectuales, especialmente en cuestiones religiosas, y por ello se encuentran ‘teológicamente’ más cercanos al Agustinismo y, como concesión racionalista, a determinada Escolástica esclerotizada.


Filed under: Derecho Canónico, Hermenéutica, Historia, Iglesia Católica, Sociedad, Sociología, Teología
Posted originally: 2010-08-03 12:30:44

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