Jacobsen detiene un penalti a Lorenzana.REUTERS/Marcelo Del Pozo
La misión obligaba a superar una escuela. Un concepto genético. El 6-0 academicista de Dinamarca. La gran barricada que lleva décadas protegiendo a su portería. España llegó con el encargo memorizado. Preparado para asaltar un país. Sin embargo, los minutos le paralizaron ante un solo tipo. Miklas Landin. El chaval (23 años) construyó un muro sin apenas sumideros para el gol. España se estrelló en su baile de brazos y piernas. Y la coreografía de la final la escenificó Dinamarca. Las manos de Landin aparecían en ángulos imposibles y las punteras de sus pies llegaban hasta el infinito. El chaval se movía como un muñeco diabólico. Eléctrico ante el balón de España al que dejó alocado.
Posted originally: 2011-01-28 22:00:00