En un profundo discurso ante las personalidades de la cultura portuguesa, Benedicto XVI ha advertido que los países de raíces cristianas deben saber conjugar pasado y presente pues "un pueblo que renuncia a su verdad se pierde en los laberintos del tiempo y de la historia sin valores definidos y sin objetivos grandiosos". El Papa comenzó su jornada en Lisboa pero la terminó en Fátima, donde se encontró un recibimiento triunfal, rezó en la Capilla de las apariciones y pidió que "vuelva la calma después de la tempestad" a la vida de los sacerdotes.
Igual que sucedió en París y en Praga, el discu...