Programa repetido que ha dejado de interesar


Programa repetido que ha dejado de interesar
Benedicto XVI ha realizado su visita durante este fin de semana y, en menos de cuarenta y ocho horas, se ha despedido de nuestro país hasta el año próximo. Polémica ha habido mucha sobre la visita y también polémica sobre la polémica, porque era la primera vez que una visita papal en España tenía muestras [...]

Benedicto XVI ha realizado su visita durante este fin de semana y, en menos de cuarenta y ocho horas, se ha despedido de nuestro país hasta el año próximo. Polémica ha habido mucha sobre la visita y también polémica sobre la polémica, porque era la primera vez que una visita papal en España tenía muestras de rechazo.

La verdad es que a mí lo ha dicho el Papa no me ha sorprendido lo más mínimo. Al fin y al cabo ha repetido lo que él lleva años diciendo y su predecesor también. No es ninguna novedad y por tanto poco noticiable que el Papa hable de la exclusividad del matrimonio heterosexual y el peligro de que no aceptemos que la Iglesia Católica tenga la palabra definitiva sobre cualquier cuestión relevante.

Lo que sí ha llamado la atención ha sido la comparación entre la España contemporánea y la España de los años treinta. No es que yo sea ningún tipo de vaticanólogo, pero el mínimo sentido común hace pensar que las intervenciones papales en sus visitas apostólicas son ‘opinadas’ tanto por la Secretaría de Estado como por la jerarquía católica local.

La comparación, realmente desgraciada, al menos ha sido tolerada por los responsables eclesiásticos españoles; una comparación más propia de la ‘caverna’ que de alguien medianamente sensato como Lombardi, portavoz del Vaticano, que no sabía cómo quitar importancia a lo que podía interpretarse como una evidente exageración.

Luego ha venido la guerra de cifras en torno a los asistentes a los actos papales, así como al número de las personas que se citaban a los lados de las calles por las que pasaba Benedicto XVI.

Aún asumiendo las cifras más altas de las dadas en Santiago de Compostela y en Barcelona nadie puede negar que suponen una bajada sobre lo que era normal. ¿A qué se debe? Sencillamente a que una visita del Papa no causa el interés de antes.

¿Por qué no causa ese interés y la consecuente movilización? Posible respuesta: mayor secularización de la sociedad española, diferencias ‘carismáticas’ entre Juan Pablo II y Benedicto XVI, pésima elección de los lugares de las celebraciones y del mes del año para realizar la visita o que ver al Papa no representa nada excepcional como en veces anteriores.

Yo me quedo con la última explicación. Desde 1982 ha habido siete visitas papales a España y los papas están repitiendo los lugares de visita. Pocas novedades, pocas personas que nunca han podido ver al Papa en persona quedan y es por ello que cada vez menos personas se visto. Cada varios años viene el Papa y siempre sucede lo mismo, más o menos.

Para las audiencias televisivas no importan ni el mal tiempo, ni la organización, ni la lejanía del evento. Las audiencias del Papa en televisión han sido muy pobres y no hacen más que reflejar que esta visita solamente ha importado a la prensa, no a la sociedad (seguro que ‘La Razón’ no hace ahora una de esas comparaciones que tanto le gusta).


Filed under: Barcelona, Benedicto XVI, Celtiberia, Comunicación, Galicia, Homosexualidad, Iglesia Católica, Laicismo, Religión, Santiago de Compostela, Sociedad, Sociología, Televisión
Posted originally: 2010-11-08 19:06:44

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