El verano ha estado salpicado en Marruecos de sanciones y acusaciones de la fiscalía contra diarios y semanarios que escribieron o comentaron la popularidad del rey Mohamed VI o su enfermedad de finales de agosto. Los primeros días del otoño confirman que las autoridades han decidido dar una nueva vuelta de tuerca a la ya de por sí cercenada libertad de prensa.