Iberia quiere parecerse más a una línea aérea “low cost” y ahora ha anunciado que se plantea (huele a publicidad gratuita) su disposición a cobrar la facturación de equipaje. No sé casi nada de publicidad, pero Iberia debería haber hecha pública su intención de bajar los precios a quienes no facturen equipaje.

Estoy de acuerdo con los que dicen que es un subida encubierta de precios, porque el asunto del cobro de las maletas es solamente una parte de una estrategia “low cost”, que pasa por utilizar aeropuertos secundarios y regionales (con menores tasas), no tener los últimos modelos de aviones y no emplear casi ningún servicio aeroportuario (como los “fingers”) o tener las puertas de embarque en el sitio más barato del aeropuerto (el más alejado).

Las compañías aéreas son como las tiendas de ropa: las hay de todo tipo. Cuando uno va a una tienda que vende ropa con tara o liquida el almacenamiento no espera ni unas instalaciones exquisitas, ni un trato personalizado, ni nada que se le asemeje. El atractivo es el precio. Si uno va a una boutique asume que el trato, las instalaciones y todos los servicios, además de las prendas, hay que pagarlo; si es tratado como si estuviera en un “out-let”, no volverá.

En el tema del “low cost” Iberia ya tiene un historial empresarialmente poco halagüeño, después de la desaparición de Click Air. Debería dedicarse a su segmento de público y fidelizarlo. Todo lo demás es dejar de ser uno mismo sin llegar ser otra cosa.