El Centro Democrático y Social fue la plataforma electoral de Adolfo Suárez para continuar en política después de que las luchas internas del que era su partido, la UCD, y un ambiente político totalmente adverso le forzaran a presentar su dimisión como Presidente del Gobierno.

Adolfo Suárez se instaló en la indefinición política, intentando dar una imagen de derecha moderada (lo que en España se piensa que es el centro político) y llegando a apoyar a Felipe González, su mayor adversario exterior cuando era Presidente, en su primera investidura. Su propuesta de profesionalizar plenamente las Fuerzas Armadas fue una forma de conseguir mucho voto joven.

El CDS progresó electoralmente. De los dos diputados iniciales pasó a diecinueve cuatro años después, bajando a catorce en 1989. En su momento álgido superó los cinco mil concejales y obtuvo representación en numerosos parlamentos autonómicos. Su éxito fue su fracaso ya que estaban en la situación de cambiar gobiernos con sus votos.

La indeterminación ya no valía, pues no hacer equivalía a apoyar directamente al PSOE, mientras que hacer era llevar al PP a determinados centros de poder. Optó por la segunda opción y terminó cayendo en una profunda crisis que terminó con la dimisión de Adolfo Suárez y una rara disolución e integración en el PP.

Tener que elegir, tener que determinarse y en un marco en el que no dominaba, supuso la desaparición del CDS. Mientras la representación que se tiene sea casi testimonial, un partido puede ser feliz jugando al centrismo, pero llegará el momento en el que la abstención sea una opción con tanta trascendencia política como un pronunciamiento concreto. Luego viene el problema de la preferencia del original sobre el sucedáneo, del que hablaré en otra ocasión.