Lo único que no se compartió en el Aahrus Stadium fue la alegría. Esa fue solo española, una alegría autonómica llena de banderas de España entremezcladas con fotos y abrazos, con banderas de Asturias, País Vasco, Navarra, Andalucía... La manifestación del éxito de una selección periférica que ha funcionado como un club, como un equipo.