Que a un gobierno no le vaya bien, no es garantía de que la oposición tenga opciones de ganar las Elecciones. La estrategia de la “manzana madura”, según la cual, los gobiernos terminan por caer no es cierta, ya que si la oposición no tiene algo que ofrecer, aunque sea solamente un poco menos malo, no tiene ninguna opción.

Hay que ofrecer algo diferente, algo no ilusionante pero sí que genere una confianza mínima, ya que la tendencia a la conservación y el hecho de que estar en el poder siempre es estupendo para generar votos, hace sumamente complicado que a uno le venga el gobierno encima sin hacer nada.

Por muchos escándalos de corrupción que haya, por una gestión pésima que se realice, salvo que el dirigente de turno apunte con un arma a indefensos ciudadanos en un directo televisivo, nunca te ha va a caer el gobierno como manzana madura, como si se tratase de un premio de la lotería.

Los gobiernos se ganan. En 1996 el PP tuvo que ganar unas elecciones complicadísimas frente a un PSOE tocadísimo por escándalos de todo tipo y que estuvo a nada de arrebatarle la victoria electoral. Solamente los tontos o los ingenuos esperan que les toque su turno de gobernar, como si hubiera un automatismo que les confiriera la certeza de su acceso al poder. Y claro, si se es tonto o ingenuo es difícil ganar.