Quizás fueron las Pléyades con su lluvia de átomos luminosos surcando el cielo, tal vez la responsable fue la Luna, en cuarto creciente y en agosto. Puede que la naturaleza primitiva de Liliht que no sabe renunciar al pecado, o el licor que mezcló espíritus polacos, españoles, escoceses, cubanos en una amalgama de tentaciones para los sentidos que consolaba el alma, curaba las heridas y borraba cicatrices.
Quizás era la conjugación de los planetas con la constelación de Tauro pasando por Andrómeda que siempre nos pone alerta con la sensualidad a piel de piel, o el levante que escoraba a poniente con una promesa de frescura y con una alerta de lluvias torrenciales.
Ocurrió, pasó, las estrellas estaban alineadas alrededor de Venus, según se mira desde el Sur del Hemisferio Norte
Y sin equivocaciones de vodevil ni alertas rojas en el corazón.
El dios de la tormenta quiso abrir la caja de los truenos
y tronó:
Posted originally: 2010-08-19 21:56:45