Túnez no se puede permitir que el vacío institucional, Ejército al margen, perdure. Y las prioridades parecen evidentes. Poner coto al desmadre que se vive en infinidad de ciudades y pueblos del país, donde continúa
la escalada de tensión que ayer provocó, en la capital tunecina, varios tiroteos entre las fuerzas de seguridad y grupos aparentemente fieles al derrocado presidente Zine el Abidín Ben Ali,
huido a Arabia Saudí el pasado viernes .