Aguanta salpicaduras, casi sobra el libro de instrucciones y se defiende con soltura en situaciones con luz escasa. Easy Snap HD SportCam es la opción más accesible para hacerse con una cámara todoterreno. No tiene el mejor diseño del mercado, pues su acabado es en plástico, pero solo cuesta 69,90 euros y cumple con creces su función.

Además de destacar por su ligereza, se maneja en cuestión de segundos: hay tres botonos y una escasa pantalla LCD (como los clásicos relojes Casio) para escoger definición de grabación: desde 1080p a 640x480. El botón de mayor tamaño sirve para comenzar y parar la grabación. No tiene pérdida y se agradece en un cámara deportiva.

La batería, que conviene poner a cargar antes del primer uso, aguanta dos horas de grabación sin problemas. Esa fue la duración de la tarjeta MicroSD de ocho gigas en la que se registraron los clips de vídeo.

La cámara, pequeña y ligera, esconde en la parte trasera la ranura para la memoria -de acceso solo apto para manos pequeñas-, el puerto miniUSB, que sirve tanto para descargar el contenido como para cargar la batería, y HDMI para ver en un monitor o televisor.

En la parte inferior y en ambos laterales presenta un raíl. El primero es para adaptarlo al manillar de una bicicleta. Los segundos para hacer lo propio en el casco. Ambos soportes se incluyen en la caja, de serie. Sin embargo, carece de memoria para comenzar a grabar. Son baratas y fáciles de encontrar, son las de la mayoría de los móviles, pero hay que tenerlo en cuenta para no salir a grabar sin soporte para los vídeos.

Entre las virtudes destaca la extrema sencillez, que aguanta salpicaduras y golpes y leves y su ajustado precio, muy lejos de los más de 300 euros en que empieza la gama de sus competidoras de Sony y GoPro.