Un 4,2% de la plantilla de profesionales médicos y enfermeros del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) en Ceuta, cerca de medio centenar de personas, ha rechazado la posibilidad de vacunarse contra la enfermedad del coronavirus de momento, según los datos que maneja la Dirección Terrritorial tras los dos sondeos de consulta que ha efectuado a su plantilla al respecto.

El porcentaje de reticentes fue sensiblemente superior cuando se realizaron las primeras llamadas de confirmación, momento en el que un 10% del total se mostró reacio a inocularse las vacunas de Pfizer o Moderna, las disponibles hasta ahora, a la mayor brevedad.

La Estrategia Nacional de Vacunación contra la COVID-19 ha establecido que en la primera fase que comenzó a finales de diciembre se dará prioridad a residentes y personal sanitario y sociosanitario en residencias de personas mayores y con discapacidad; al personal sanitario de primera línea; al resto del personal sanitario y sociosanitario; y a las personas con discapacidad que requieren intensas medidas de apoyo para desarrollar su vida (grandes dependientes no institucionalizados). 

La vacunación no es obligatoria, tampoco para el personal sanitario, aunque algunos expertos opinan que apoyándose en la Constitución las autoridades la podrían establecer como tal.

El porcentaje de recelo ante las vacunas entre los sanitarios del INGESA es muy inferior al que registró a finales de 2020 la Consejería de Sanidad entre el conjunto de la población ceutí: un 34,5% de la población de Ceuta (casi 85.000 habitantes) dijo no estar dispuesta a vacunarse “hasta conocer los efectos en otras personas” y un 8,3% era absolutamente reacia a hacerlo.

Los reticentes citaron “el consejo de mi médico de familia”, la información que difunden los medios de comunicación y “que las autoridades se vacunen en público” como los factores que con más posibilidad les podrían hacer cambiar de criterio.

Los grupos de población con menor información sobre las vacunas son “las personas mayores y sin estudios” y los menos dispuestos a vacunarse, “los mayores de 65 años sin estudios o sólo primarios que residen en la periferia”.

*FE DE ERRATAS: En la primera versión de este artículo se recogía en su primer párrafo por error una referencia a "médicos y sanitarios" en lugar de "médicos y enfermeros" y a Instituto Nacional de Estadística en vez de Instituto Nacional de Gestión Sanitaria.