Por todos es sabido que la alimentación juega un papel fundamental dentro del mayúsculo reto que constituye la prevención del cáncer. Por todos... o por casi todos. Para los más 'despistados', ACMUMA ha celebrado este miércoles una suerte de charla divulgativa que ha ahondado, precisamente, en el poder de la nutrición como arma para 'esquivar' la enfermedad.

La conferencia en cuestión ha estado encabezada por Cristina Sánchez, diplomada en Nutrición Humana y Dietética. La experta ha querido dejar claro que "la alimentación no cura como tal", sino que esta desempeña "un rol meramente preventivo".

Sánchez sabe de lo que habla. "Está demostrado que una ingesta balanceada puede ayudar a prevenir ciertos tipos de cáncer". No lo dice ella; lo dice la ciencia. Según diversos estudios, seguir un buen hábito nutricional puede reducir las probabilidades de 'pescar' determinados tipos de tumores en hasta un 30%.

Para más inri, "la dieta puede -según la experta- ser una buena base para que los pacientes oncológicos estén fuertes y se sientan con más energía". Y es que, los desagradables efectos secundarios que llevan aparejados tratamientos como la quimioterapia pueden verse 'suavizados' si la alimentación acompaña.

En cualquiera de los dos escenarios -haya o no diagnóstico-, la lista de tentempiés a evitar es la misma (y no tiene pérdida). Esta aglutina la práctica totalidad de la cúspide de la archiconocida pirámide alimentaria: bollería industrial, grasas saturadas, azúcares, ultraprocesados... En definitiva: todo aquello que, habitualmente, suele devenir en esos odiosos 'kilos de más' (porque sí, la obesidad es un factor de riesgo en lo que respecta a la aparición del cáncer).

En lugar de un donut y unas patatas fritas, mejor llevarse a la boca una ensalada y una pieza de fruta (tienes para elegir). Ya lo decía Feuerbach: "Somos lo que comemos". Piénsalo la próxima vez que llenes tu cesta de la compra.