Ceuta cierra una de sus semanas más negras desde marzo de 2020. Mientras los focos estaban puestos en la crisis migratoria, la quinta ola de la pandemia hacía estragos en la ciudad autónoma. Este domingo se ha conocido la cuarta muerte desde el pasado martes, una mujer de 69 años. 

Ella fue una de las cuatro personas mayores de 60 años diagnosticadas solo 24 horas antes. Fue ingresada en Urgencias poco después del diagnóstico. Pese al avance de la vacuna, la elevada movilidad y los brotes familiares han llevado la incidencia de la Covid-19 entre los mayores de 60 años a niveles de riesgo muy alto en la ciudad autónoma, con 356,37 casos diagnosticados por cada 100.000 habitantes de entre 60 y 69 años y 274,45 en los mayores de 70. En ambos casos muy por encima del umbral de riesgo extremo. 

Fuentes sanitarias confirman que la nueva víctima mortal no estaba vacunada, pese a que debía estarlo por su edad desde hace meses. Es la segunda muerte de un paciente sin vacunar en esta semana.

La altísima movilidad propia del mes de agosto y los continuos brotes asociados a las personas migrantes acogidas en las diferentes naves del Tarajal han disparado la cifra de contagios esta semana por encima de los 300 casos, con una decena de hospitalizaciones y cuatro fallecimientos, que elevan a 124 la cifra total.

El modelo estadístico, muy complejo en un caso como el de Ceuta con denominadores tan bajos, auguraba de 2-4 camas de UCI ocupadas hasta al menos finales de agosto y la previsibilidad de al menos un fallecimiento. Estimaciones que desgraciadamente se han quedado cortas ante la virulencia de esta quinta ola pandemia.