COVID-19

Los ceutíes se resisten a quitarse la mascarilla: “Todavía no me fío”

Los ceutíes se resisten a quitarse la mascarilla: “Todavía no me fío”
Primer día sin mascarillas
Primer día sin mascarillas

De las diez primeras personas con las que este reportero se ha cruzado al salir de casa para hacer este reportaje, ocho llevaban mascarilla. “Precaución”, “seguridad”, “desconfianza” y “miedo” son los principales motivos alegados por los consultados por Ceuta al Día. “La pandemia sigue y todavía no me fío”, resume una ceutí, reconociendo que se siente “más segura” con ella puesta..

La proporción de ceutíes que aún llevan la mascarilla en la calle es tal que hace dudar hasta a la propia Policía sobre la entrada en vigor de la supresión de la obligatoriedad de portar mascarilla higiénica: “Le he preguntado al compañero. ¿Entraba hoy en vigor o era el domingo?. Casi todo el mundo lleva mascarilla, la gente ya se ha acostumbrado, pero como en China antes de la pandemia, todo el mundo la llevaba”, reflexiona un agente de la Policía Nacional que patrulla el centro de la ciudad.

La gente no se fía. Cuatrocientos días después, la mascarilla se ha convertido en parte inseparable de nuestras vidas. Llevamos meses soñando con este momento. Pero ahora, una mayoría no se fía. “Todavía no está muy claro, es una decisión política, la política ha dicho que podemos quitárnosla, pero no Sanidad, que es la que tiene que decirlo. No me fío de la política, sí de los expertos”, confiesa Pilar, dispuesta a desconfiar. Rafa y su familia lo tienen claro, seguirán llevando la mascarilla, más “con las calles como están, llenas de gente que no llevan mascarilla o no están vacunados”, dice en alusión a los centenares de migrantes marroquíes que aún siguen or las calles de la ciudad desde el 17 de mayo, tras la entrada masiva de miles de ellos por el Tarajal con la connivencia de las autoridades marroquíes.

Dikra lleva mascarilla por olvido. Acaba de bajarse del taxi y ni era consciente de que la llevaba. Al darse cuenta de que todavía la lleva puesta, decide dejarla donde está, al fin y al cabo se dirige a una tienda y debería quitársela de nuevo. “Estar quitándotela y poniéndola es un rollo, pero si no la llevas puesta no te dejan entrar en los establecimientos, así que total te la dejas puesta ya. Pero aun así la sigo llevando, por precaución con mi madre, que está vacunada pero nunca se sabe”.

Mercedes y Marivi son de las que “por prudencia” prefieren segur llevando mascarilla. “Tampoco te fías todavía de quitártela del tirón, yo me siento más segura, la verdad y un poco es ya la costumbre, es lo primero que hago al salir de casa. Pero quitársela de sopetón todo el mundo a la vez, no, n me fío.

Liria es enfermera, está vacunada y, pese a que ya no es obligatoria al aire libre sigue llevando mascarilla higiénica. “Por precaución. Sé que aunque estés vacunado puedes contagiar y, además, está el riesgo de volverte a contagiar con una cepa distinta”. Y la costumbre, admite, también hace lo suyo. “Se hace raro ver a gente sin mascarilla”.

Ceuta encontrar a ceutíes sin mascarilla. Asun es una de las pocas disidentes. “Estoy vacunada y me siento segura. Y también me la he estado jugando todo el año, dando clases en Infantil, con niños de 3 a 5 años sin mascarilla y la propagación no ha sido tanto. Pero es un criterio personal, pus ya está, la gente tendrá miedo, porque se ha visto que se ha propagado por Israel, que ya no llevaban mascarilla, las variantes… Pero es que si seguimos así ya no vives. Al final te tienes  que arriesgar”.

A Mohamed, sentado con unos coetáneos en un banco del Paseo del Revellín, le da igual l que diga la Ley. “La pandemia sigue, yo sigo con mascarilla”, zanja, alejando al periodista con un gesto.

Mascarila 

“Creo que no estamos todavía en el momento de quitárnosla”, templa Zaida. No es que sea pronto, es una cuestión de seguridad y confianza. “Yo me siento más segura con ella puesta. Por prudencia básicamente”. Zaida solo se libra de la mascarilla en situaciones concretas, cuando sale a correr o a caminar o cuando puede garantizarse la distancia interpersonal. “Pero la distancia de seguridad no se puede garantizar todo el tiempo, te cruzas con la gente, en espacios diáfanos sí me la quito pero en calles concurridas no”.

Lo mismo opina Mohamed, que ha estado sin mascarilla buena parte de la mañana, pero ahora espera a un amigo en una calle más estrecha (Fructuoso Miaja) y ha decidido ponérsela. “Por mi propia protección”, resume con la nariz fuera de la mascarilla.

Una estampa que se repite por las calles de la ciudad, con personas con la mascarilla puesta, otros sin ella, más de uno con la nariz fuera, con ella de babero o en el codo… Todas, desde hoy, fórmulas perfectamente válidas para llevar la mascarilla, que deja de ser obligatoria 400 días después.

Mascarillas gente

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