La cuarta ola amenaza con ser un maremoto. La evolución de la pandemia en Ceuta tras el trajín de Semana Santa, cuyos efectos epidemiológicos no se conocerán al menos hasta dentro de siete días, presenta un panorama azul oscuro casi negro para la ciudad en lo tocante a la COVID-19. Que no se diga que no se sabía.

"La situación es muy preocupante y de gravedad por la extensión epidémica aunque no disponemos del número reproductivo a tiempo real para determinar con exactitud la velocidad de propagación y el riesgo de rebrote, pero se evidencia una situación que en breve volverá a ser dramática por las consecuencias en ingresos hospitalarios y previsibles fallecimientos", alerta el portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), Julián Domínguez, en su última foto fija de este lunes.

Según el diagnóstico del también jefe de Medicina Preventiva del Hospital, el único experto que se atreve a dar su opinión en este contexto, "las tendencias indican subida de la incidencia acumulada móvil bisemanal con ascenso progresivo y permanencia en riesgo muy alto por encima de 350 nuevos positivos por cada cien mil habitantes, así como un ascenso muy importante de la incidencia semanal y de los casos sintomáticos".

Ceuta ya tiene, con 224,4 casos por cada 100.000 habitantes, la tasa de nuevos positivos diagnosticados por cada 100.000 habitantes durante los últimos siete días más alta de España, ligeramente por delante de Melilla (217). Triplica esa media nacional (77,33) y multiplica con seis los datos estatales si se atiende al número de contagiados confirmados con inicio de síntomas durante los últimos siete días (122,3 frente a 20,3).

Todo ello sin conocer qué rastro dejará la Semana Santa, con todo su alboroto interno y sus miles de embarques y desembarques, ni el que traerá el próximo inicio del mes de Ramadán, que comenzará el martes o el miércoles de la próxima semana.

"La ocupación hospitalaria seguirá sobre el 11-15%, la de cuidados intensivos continuará en cifra muy alta y la movilidad es previsible que siga siendo muy elevada", augura Domínguez, que recomienda "extremar los controles" en el puerto y el helipuerto habida cuenta de que "las cifras de movilidad aportadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y por Google Community Mobility no son concordantes con las restricciones legalmente establecidas". En cuanto al trasiego interior apuesta por "aumentar los controels específicos, ya que en determinadas actividades y situaciones es evidente el incumplimiento por un número muy reducido de personas".

"Con el previsible aumento de la presencia de nuevas variantes", advierte el epidemiólogo tras la confirmación en Ceuta de 19 casos de la británica desde enero, "se debe replantear el refuerzo de las medidas de control de casos y contactos; readaptar los umbrales de los indicadores para hacerlos más sensibles y endurecer las medidas restrictivas en espacios interiores para minimizar el riesgo ante las festividades próximas, reduciendo los aforos e incrementando la ventilación en espacios cerrados señalados como de alto riesgo e incluso la supresión del servicio en zonas interiores de establecimientos con actividades incompatibles con el uso de la mascarilla, por ser de alto riesgo".

Domínguez también cree que el Ministerio debería apostar por en Ceuta por "la vacunación con una sola dosis hasta la disponibilidad masiva" si no es capaz de hacer como el Reino Unido en Gibraltar, inmunizando a toda la población adulta; que habría que "mejorar la aplicación informática de declaración de casos de la Consejería de Sanidad"; que convendría usar PCR adicional para los contactos estrechos de positivos; y que se debería disponer de un "alojamiento específico [supuestamente para eso iba a ser el Hotel Puerta de África abierto sin clientes durante meses] para aislamiento de casos confirmados y cuarentenados dada la importante transmisión intrabrote de convivientes en familias numerosas".