La Dirección Territorial del INGESA ha decidido, con el aval del Servicio de Medicina Preventiva, no devolver el lote de "más de 2.000 mascarillas" supuestamente con nivel de protección FFP2 remitidas por el Ministerio de Sanidad que con el paso del tiempo se ha descubierto que son defectuosas y no cumplen los requisitos establecidos para tener esa catalogación. La Administración ha optado por utilizarlas como si fueran "quirúrgicas", recortando su periodo de vida útil y el espacio en el que se consideran válidas.
Fuentes del INGESA han añadido que las mascarillas se habían repartidoo ya entre los profesionales sanitarios locales, pero que ya ha comenzado su recuperación y la impartición de las correspondientes instrucciones sobre su uso seguro.
Las N95 Garry Galaxy (el nombre del proveedor, en la lista de autorizados por China), de las que llegaron dos mil unidades a la ciudad, según el INGESA, se etiquetaban como mascarillas de tipo FFP2, es decir, de protección media. Este es uno de los dos tipos que puede usar el personal sanitario, junto a las FFP3 (protección alta).
La diferencia entre estas clases de mascarillas se determina en base a un test de penetración del "material filtrante" frente a un aerosol de cloruro de sodio en estado de recepción, después de 3,5 minutos.
El Ministerio de Sanidad ha ordenado su retirada después de que el de Trabajo emitiese un informe con los resultados de un análisis que ha determinado que no cumplen con los requisitos indicados en la norma europea al respecto recogida por la Asociación Española de Normalización, UNE-EN- 149:2001+A1:2010.
Se trata de unas mascarillas autofiltrantes, plegadas, con pinza nasal y con un arnés consistente en cintas elásticas que pasan por detrás de las orejas y se distribuyeron entre distintas Autonomías, entre ellas Ceuta.
