Este pasado mes de julio murieron en España 9.687 personas, cinco veces más de lo esperado según la estimación de los fallecimientos totales en un determinado periodo sobre los previstos del sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas, el MoMo, desarrollado en 2004 por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) para vigilar la mortalidad por calor, aunque terminó convirtiéndose en una herramienta muy útil para medir el impacto real de la pandemia.

De esas más de 9.000 muertes no esperadas se explican, directa o indirectamente, por el calor 2.124, otras están causadas por la séptima ola de covid —1.872 según datos provisionales— y el resto de los decesos se deben a otros motivos.

En el caso de Ceuta, el MoMo estimaba el fallecimiento de 47 personas durante este mes de julio, pero finalmente han sido 54, 7 más de las previstas, una de ellas por causas atribuibles a las altas temperaturas. Un exceso de mortalidad que alcanza los 33 decesos de más en los últimos doce meses.

Un exceso de mortalidad en el último mes que ha afectado especialmente a las mujeres, la mitad de ellas en ceutíes de entre 45 y 64 años, según el desglose por edades y sexos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).