GRUPO DE EMERGENCIAS DE COPCE

Manual para dar malas noticias

Manual para dar malas noticias
copce colegio psicología
Imagen de archivo

Es probablemente una de las circunstancias más incómodas que impone la vida: dar una mala noticia. Un trance por el que tarde o temprano pasamos todos y para el que, pese a ello, no tenemos las herramientas necesarias. Un problema que alcanza una dimensión más dolorosa en el caso de un diagnóstico de una enfermedad,  en la muerte de un ser querido, un accidente mortal, una catástrofe natural…  Para tratar de enseñar a afrontar el duelo ajeno, el Colegio oficial de Psicología de Ceuta (COPCE) ha participado este miércoles en las Jornadas de Salud Mental de ACEFEP con una ponencia en la que ha desgranado un sencillo manual para dar una mala noticia.

Todas las pautas a seguir para dar una mala noticia o consolar a alguien se resumen en una: sentido común, explica Claudio Alarcón, psicólogo del grupo de emergencias de COPCE y uno de los dos ponentes en estas Jornadas de Salud Mental. Y el sentido común aconseja enfrentarse al problema con cinco pautas: “estar cerca de la persona, mirarle a los ojos, ponerse a su altura, que tenga un sitio para sentarse e intimidad por si quiere expresar sus emociones”, enumera Alarcón, admitiendo que, pese a parecer sencillo, “es difícil hacerlo cuando los niveles de ansiedad son muy altos”.

Una receta similar sirve también para atender a las víctimas de una catástrofe o un accidente: “Que no se sientan solas, encontrar una red que las proteja, como la familia, y reconstruirla lo antes posible después del impacto emocional y, sobre todo, que ventile emocionalmente, que saque todo lo que lleve dentro, lo que hace que a la larga aparezcan menos trastornos de estrés post traumático”.

Pero, desafortunadamente, dar malas noticias no es todavía una asignatura. Un claro ejemplo es la Sanidad. Según un reciente estudio, un 30 por ciento de los familiares de pacientes fallecidos en el hospital se sintieron mal tratados en el momento de recibir la peor noticia. “Muchas veces olvidamos el aspecto psicológico”, resume Claudio Alarcón.

Quién cuida al cuidador

Un trabajo psicológico que deja su huella. El portador de malas noticias se lleva una comisión del dolor ajeno, un pedacito de sufrimiento. Ellos también necesitan ayuda. “En el equipo de emergencias tenemos sesiones que son para nosotros, para descargar esas emociones y ese cúmulo de circunstancias que se dan en cada intervención”, explica con media sonrisa este psicólogo especializado en emergencias.

Manual para dar malas noticias


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