La Residencia Gerón ha cumplido este 20 de julio su primer año de vida y lo hace al borde de su aforo, con sólo cinco plazas libres y con lista de espera en las financiadas por el IMSERSO y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Un éxito que obliga a plantearse una ampliación a corto plazo. Así lo creen tanto el director territorial del Imserso, Alfonso Grande, como la directora de la Residencia Gerón, Mariola Hita, que creen necesario “considerar” ampliar en 80 el número de plazas en un plazo de dos años para alcanzar los 200 usuarios.

En la actualidad, 115 de las 120 plazas disponibles están ocupadas, todas privadas. Las 109 subvencionadas por el IMSERSO y la Ciudad a través de la Consejería de Asuntos Sociales están ocupadas y tienen ya lista de espera, de momento pequeñas, de unas doce personas, aclara el director del IMSERSO en Ceuta, pero creciendo lenta e inexorablemente.

Grande quiso subrayar el hecho de disponer en la ciudad de unas instalaciones como las de la residencia Gerón, “algo que ni imaginábamos hace cinco años”. “Era necesario tener un recurso así en Ceuta y ahora se nos ha quedado pequeño”, señala el responsable del Imserso en Ceuta, que apunta el cambio de tendencias. Y es que hace unos años apenas había solicitudes para ingresar en una residencia de mayores o grandes dependientes, ahora se amontonan las listas de espera. Lo que antes era una obligación moral hoy es una carga.

Pero no sólo son residentes permanentes, crece el número de los temporales. Mayores o grandes dependientes que, tras una convalecencia hospitalaria o por necesidades de la familia, “respiro familiar” , si usamos el tecnicismo, pasan temporadas en la Residencia Gerón.

Un año en San Antonio

La Residencia Gerón celebraba este 20 de julio el primer aniversario del traslado de los 85 residentes de la residencia Nazareth y los 52 trabajadores. Hoy, la plantilla la componen 76 personas que atienden a 115 usuarios; muchos de ellos, no todos tienen movilidad suficiente, han bajado a la terraza para celebrar con gazpacho, sangría, paella y música de sus años mozos, el primer año de la que hoy es su nueva casa.