Los servicios de emergencia han registrado -en lo que va de verano- un total de veintidós atenciones sanitarias derivadas de las elevadas temperaturas; catorce de ellas se produjeron solo en la última semana del pasado mes de julio. Es por ello que la Consejería de Sanidad, Consumo y Gobernación -que adelantó este año el inicio del plan de vigilancia sobre altas temperaturas para reducir las consecuencias del exceso de calor sobre la población más vulnerable- quiere reiterar algunas de las recomendaciones básicas para prevenir sus riesgos sobre la salud.

Lo más importante es mantener una hidratación adecuada, especialmente, en el caso de personas mayores, que deben beber, al menos, dos litros de agua al día (incluso, aunque no tengan sed), pues es muy frecuente que vean disminuida su necesidad de hacerlo. Por otro lado, es fundamental permanecer en zonas de sombra y, si es posible, en lugares climatizados; también, ducharse con agua fría y mantener las persianas bajadas durante las horas centrales del día. En el caso de que se esté tomando algún medicamento con asiduidad, conviene hablar con el médico o con el farmacéutico por si fuera necesario modificar o reducir las dosis.

Al contrario, no es aconsejable realizar ejercicio físico durante las horas de mayor incidencia solar; tampoco, exponerse innecesariamente en ese mismo intervalo de tiempo. Se aconseja no permanecer nunca en el interior de un vehículo que se halle expuesto al sol, así como estar atento de los colectivos más vulnerables. Ante cualquier situación de emergencia ocasionada por el calor, hay que contactar con el 112.