Las bocinas atruenan desde primera hora de la mañana en un área en la que, se supone, tocar el cláxon es motivo de multa por estar cercano al Hospital Universitario de Loma Colmenar. Pero nada de ello atenúa el caos que rodea el aparcamiento para vehículos de porteo en la explanada de Loma Colmenar, que cada mañana se convierte en el escenario de atascos, colas y bocinazos para desgracia de vecinos y pacientes. Una cacofonía in crescendo habida cuenta de que los porteadores apuran los últimos días de actividad en el Tarajal antes de que se interrumpa el porteo el próximo 25 de julio.