JUICIO

La defensa siembra dudas sobre el testimonio de la abuela y el relato de la niña: “No hay pruebas de cargo suficientes”

La defensa siembra dudas sobre el testimonio de la abuela y el relato de la niña: “No hay pruebas de cargo suficientes”
Sala de vistas de la Audiencia Provincial
Sala de vistas de la Audiencia Provincial
“Las posibilidades de que el relato de la menor se enturbiara son muchísimas”, observa el abogado defensor, que pone el foco en el primer eslabón de la cadena, la abuela de la presunta víctima

Para la defensa el error está en la base. En el momento justo en el que se hace el primer testimonio que acusa a su defendido de abusar de dos menores de 4 años en su etapa como profesor de gimnasia en el colegio infantil Ramón y Cajal. “El contexto de la primera revelación no puede ser peor. Ofrece dudas máximas e impide alcanzar una mínima seguridad de saber cómo fueron aquellos momentos iniciales”, considera el abogado defensor. 

Y la clave de ese error que lo contamina todo tiene nombre propio, a juicio de la defensa: el de la abuela de una de las víctimas. Es la primera que sospecha que a su nieta le pasa algo grave y da la voz de alarma, pero tal vez exageró creando una memoria falsa. O no lo entendió bien, al fin y al cabo es analfabeta, ha planteado la defensa.

“Hubo una intoxicación en las preguntas a la menor y por lo que pudiera oír desde el principio a sus familiares”, baraja la defensa, que considera que “las posibilidades de que el relato de la niña se enturbiara son muchísimas”. “El primer testimonio es el de la abuela de la niña, la primera persona que tiene conocimiento directo de la denuncia” —ha recordado el letrado— “Nos dice que su nieta sale pálida de clase, que no puede andar, que llega a casa, que ve las braguitas manchadas y a partir de ahí se alarma y comienza el interrogatorio a la menor. Esto es el eje central. Porque hemos tenido oportunidad de comprobar que la abuela, con los máximos respetos posibles, no parece la persona más cualificada para llevar un interrogatorio aséptico a una presunta víctima de abusos sexuales. ¿Qué le pregunta? No lo sabemos, no hemos conseguido saber cuáles fueron las preguntas iniciales. No tenemos ni idea”. 

Para la defensa, llama la atención que la abuela, al ver a su nieta con indicios que a otro le invitarían a pensar en una enfermedad, la señora inmediatamente piensa que a la niña le han hecho daño. “Ella la primera pregunta que hace es quién te hace daño. Ve así a su nieta y se forma mentalmente la concepción de que a su nieta le han hecho algo. Y la pregunta no es qué te ha pasado, sino quién te hecho daño. Las preguntas se las hace en castellano dijo aquí y a duras penas entiende castellano. Hay mucha probabilidad de que en ese intercambio entre el castellano y el árabe y la barrera idiomática de la abuela, se pudieron producir multitud de interferencias y no entender lo que se dijo”.

El relato de la abuela es “incongruente y sin consistencia”, considera la defensa. “Esta señora ni se acordaba de lo que había dicho en un principio ni lo que habló con su nieta”, ha observado haciendo referencia a los cambios en su declaración. “Ha habido un engrosamiento de los hechos”.  "Una cosa suelta sería una incorrección sin duda insuficiente, pero son muchas", ha remarcado la defensa, enumerándolas: "La madre dice que le cuenta que el profe jose era malo y le hacia daño; la abuela dice que no hablaron. La madre dijo en el juzgado que la hija se lo contó espontáneamente, lo dijo en sede judicial; pero en el juicio nos hemos enterado que sí hubo una pequeña presión, se le puso de manifiesto a la menor que o hablaba o la llevaban al hospital. Espontaneidad ninguna. La madre dice que se lo cuenta reservadamente y la abuela dice que está presente en la conversación entre madre e hija. La madre dice que el acusado huele el palito; la abuela dice que lo mete en la boca. La madre dice que lo del palito se lo cuenta la hija; pero la abuela habla del palo desde un inicio… La abuela dice que el profesor le hace apoyar en el inodoro para meter el palito y la madre no cuenta nada de eso en ningún momento. No se ponen de acuerdo, puede parecer intrascendente ahora, que han pasado dos años, pero cuando declararon en sede judicial en fase de instrucción no coinciden tampoco en nada. Es un relato totalmente distinto” 

Incorrecciones “que deben tener su repercusión” y que afectan también a la actuación policial. “La policía se centra en un cuarto de baño cerrado al que se han referido las menores, pero no hemos encontrado esa referencia de las menores a un cuarto de baño, no sabemos de dónde sale esta información y quien les dice que deben buscar un baño en el CEIP Ramón y Cajal. ¿Dónde se ha cometido el delito entonces?", se pregunta la defensa.

Los tiempos de la denuncia tampoco cuadran, a juicio del abogado defensor: “¿Cuándo habla la nieta con la abuela? La respuesta afecta a todo el contenido de la acusación. Si cuando su nieta vino mal era otro día y no el lunes cuando tenía gimnasia, difícilmente pudo ser el profesor. Todo estalla el viernes 21, pero no tenemos constancia de lo que pasa de lunes a viernes. En el procedimiento inicial no se habla de la clase de gimnasia, se habla de ‘antes de ayer', pero hay un trasvase de fechas del miércoles al lunes para que coincidan con el profesor de gimnasia”.

La descripción física del acusado que se hace en el procedimiento tiene especial relevancia para la defensa. “Dicen que es rubio y de ojos azules, pero ni lo conocen. Pero es que no lo dice la familia, lo dice la niña”.

Otro dato que no le cuadra a la defensa: solo tres veces acudió la niña denunciante a clase de gimnasia desde el inicio del curso. Todas las ausencias detalladas por el profesor coincidían con lunes. “El testimonio hace agua por todos lados, no existe verosimilitud. Nada de lo que se ha dicho tiene una corroboración periférica positiva”.

En los registros no ha aflorado nada que pueda incriminarle, ni tan siquiera fotografías. Siempre queda algún rastro si lo hubiera, pero no ha aparecido nada, ha subrayado el letrado. Solo los objetos sexuales que la Fiscalía considera fetichistas, que recuerda que en la instrucción ni tan siquiera se incautaron y muchos de ellos estaban metidos todavía en el plástico. “Enlazarlo con algún tipo de fetichismo, sinceramente no”.

Un registro que podría declararse nulo por una cuestión formal: se hizo sin autorización judicial. El acta se inicia a las 13 horas y finaliza a las 14 h. y el auto de entrada y registro está firmado por su señoría a las 14.49h., con posterioridad al registro. “Pero no lo recurrí porque él mismo (el acusado) fue quien me pido que no lo hiciera, que quería que registraran su domicilio”.

La declaración de la niña

El abogado defensor ha cuestionado además cómo se hacen los interrogatorios a menores. Hay mucha literatura legal y psicológica y muchos manuales, y conferencias, ha detallado, “pero hemos querido profundizar en el estudio de psicólogos forenses en este aspecto”. Una conferencia llamó especialmente la atención de la defensa. Hacía referencia a un libro de una psicóloga italiana, Giuliana Mazzoni, sobre la psicología del testimonio en menores, en el que se apoyan sentencias recientes en la Justicia española. Esta autora advierte que las entrevistas a menores “están llenas de errores que introducen incontables modificaciones en el relato” con “preguntas capaces de sugestionar los niños” especialmente en casos de abuso sexual. “El bombardeo de preguntas que sufren de sus familiares pasan a formar parte del relato que llega a los instructores”, advierte.

Además, apunta, ante preguntas directas los niños tienden a decir sí y casi siempre admiten la premisa de la pregunta sin cuestionarla. Si se les pregunta si el profesor tiene la barba castaña o marrón elegirán una de las dos opciones, aunque el profesor no tenga barba, ha puesto como ejemplo el abogado defensor. “Asumen que tienen que complacer al adulto y decir que sí y responder a todas las preguntas que le hace un adulto”.

Argumentos que la defensa aplica al caso para cuestionar la verosimilitud del video de la entrevista grabada, la prueba preconstituida. La prueba central y definitiva para la Fiscalía. Ante las primeras preguntas complejas la niña se cierra en banda “y comienzan las preguntas directas”, ha afeado. Preguntas que a su juicio condicionaban la respuesta de la niña y terminaron condicionando el relato, conduciendo a la pequeña a señalar al profesor de gimnasia. Una cadena de errores que, reclamaba, solo puede conducir a la absolución.

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